Beisbol cubano: reflejo de un pueblo, no de un sistema opresor.
Soy fanático del beisbol cubano, muchas veces leyendo comentarios aquí y allá, me topo con compatriotas también amantes a este deporte, tanto de la isla como del exilio y me resulta curioso ver como ambos grupos poseen visiones tan tergiversadas sobre la realidad actual de nuestro deporte nacional. Debo antes de continuar mencionar que yo soy cubano exiliado desde hace 15 años en panamá, con esto aclarado continuo. Percibo una actitud en general, dentro del grupo de los exiliados, despreciativa hacia todo lo que pueda venir de la isla, claro está esto sucede porque lo ven como reflejo del régimen que tanto daño y sufrimiento a causado a nuestra gente durante medio siglo, es comprensible hasta cierto punto.
Ahora bien, tomando esta posición olvidan por completo que los doce millones de habitantes residentes en nuestra tierra son no solo marionetas maltratadas y deseosas de cambio sino también personas, personas con una vida, si, una vida aun al margen de todas las vicisitudes que puedan tener dentro del marco político que sufren a diario, personas con una idiosincrasia y dependientes de patrones culturales, personas que necesitan reír (por difícil que parezca), soñar, y hasta divertirse pese a las insatisfechas necesidades básicas que sabemos sufren nuestros compatriotas y que sufrimos algunos de nosotros hasta hace poco. Es aquí donde entra el beisbol, más que un medio de esparcimiento es un símbolo de nuestra idiosincrasia, una parte inseparable de nuestra cultura e identidad nacional, sí señor, el cubano ama y respira beisbol.
Es cierto que el régimen lo usa como un medio para vender sus mentiras y entablar superfluas batallas políticas, pero… ¿qué significa para el cubano? ¿Qué significa para aquel niño que sueña algún día llegar a ser parte de esa legión de héroes que tanto admira? ¿Qué significa para el cubano ganar una olimpiada o un mundial? Seguro estoy que nada tiene que ver con el lienzo político sobre el que parlotea el senil tirano, en absoluto; los cubanos queremos ver a nuestra gente ganar en representación de nuestro pueblo, de nuestra estirpe, para sentirnos orgullosos de ser cubanos. Por eso cuando leo a algunos compatriotas exiliados renegar contra todo aquello que huela a nacionalismo e identidad y alegrarse en cada derrota de nuestra selección nacional me pregunto: ¿hasta qué punto son realmente cubanos? Y es que, haciendo honor a la verdad, parecieran muchos haber perdido cuanto vestigio de idiosincrasia les quedaba (idiosincrasia no es solamente decir asere), el cubano ama su país, a su gente y su cultura y sufre con los que sufren y llora con los que lloran, el cubano aun viviendo en un sistema que fabrica engaños y tergiversa la realidad, sabe dar el lugar que merece a cada cosa y entre estas cosas se encuentra el beisbol. Por eso cuando leo y escucho a los del exilio (no todos) me parece estar en presencia de híbridos cegados por un odio que lejos de servir a la causa de una Cuba libre, lo único que hace es empañar nuestra identidad como cubanos. Constantemente están desmeritando nuestra calidad deportiva en comparación con la de otros países y cayendo en comparativas que muchas veces rayan en lo absurdo simplemente para tratar de evidenciar nuestra supuesta inferioridad.
Yo también estoy en contra de la tiranía, 100%, pero soy por encima de cualquier cosa: cubano y jamás podre arremeter contra mi gente ni despreciar lo que de ella venga, lamentablemente nuestros logros deportivos y como cubanos en si, por ahora han estado a la hipócrita sombra del mencionado tirano, así que esto va para ti cubano: aprende a darle a las cosas el valor que merecen, ten la suficiente capacidad y sutileza para poder diferenciar las cimas alcanzadas por nuestro pueblo independientemente del vacío parloteo y la oratoria ficticia, alégrate y regocíjate en nuestras victorias por mínimas o grandes que estas sean porque no son otra cosa que las victorias de un pueblo, de tu pueblo, no el reflejo de un sistema político opresor.
Escrito por: Alfredo Vázquez
MIZUNO150 